Si el post del otro día iba de una ascensión frustrada, esta vez toca el relato de un objetivo conseguido: El refugio Víctory, en Los Galayos, en plena Sierra de Gredos. A pesar de estar a prácticamente un tiro de piedra, un servidor nunca había estado por allí, así que el lunes, aprovechando la festividad universitaria de Santo Tomás de Aquino (de aquí-no-se-curra) organizamos una nueva salida montañera.
La verdad es que nos costó un poco subir, aunque las referencias que teníamos eran de una ascensión muy dura en cuanto a la pendiente y bastante larga, sobre todo si uno no está acostumbrado a caminar mucho por el campo, como era el caso de parte de los asistentes. Pero se pudo hacer, el tiempo acompañó -nos hizo un día de sol estupendo, íbamos en manga corta-, y pasito a pasito fuimos ganando altura. En los momentos en que las fuerzas flaqueaban tuvimos el aliciente de la posibilidad de ver alguna de las cabras monteses que abundan por estos montes, aunque al final sólo vimos a una hembra con un juvenil.
Pero la excursión mereció mucho la pena, por las vistas, por la diversión, y por la satisfacción de por lo menos alguna vez alcanzar los objetivos propuestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario